Bustamante.

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Existen pocos pueblos en el continente americano en los que la magia de su hábitat envuelve desde su llegada a los viajeros que lo visitan, independientemente de su origen y de la lejanía de la que provengan. Uno de estos pueblos es Bustamante, Nuevo León.

“Con la denominación de Pueblo de Indios y con el nombre de San Miguel de Aguayo de la Nueva Tlaxcala fue fundado por los tlaxcaltecas en 1686; esta comunidad desde el 27 de febrero de 1832 lleva el nombre de Bustamante.”

Un claro testimonio de la magia cultural y natural de Bustamante es la que ofrece el investigador e historiador potosino José Antonio Rivera Villanueva en la introducción del libro Documentos de los tlaxcaltecas en el Nuevo Reino de León, siglos XVI-XVIII, que dice “En San Miguel de Aguayo, hoy Bustamante, N. L. encontramos casi intactos muchos elementos que identifican a los tlaxcaltecas. Desde que entra uno a este pueblo se comienza a percibir un aire de antaño y diferente. Las grandes huertas con sus inmensas y numerosas nogaleras y sus inamovibles acequias por donde corre el agua que se alimenta de su gran manantial, nos traslada irremediablemente en el tiempo”.
También menciona lo siguiente:
“Conforme entras al pueblo y respiras el olor a pan de horno de leña, sientes el ambiente e imaginas las hábiles manos del panadero amasando la harina para hacer las deliciosas piezas de pan cubiertas con las nueces que abundan en estas tierras. Las huertas, las abundantes nogaleras, las acequias que serpentean por las calles del pueblo pintan un verdadero vergel de centenarios orígenes, las casas que aún conservan su arquitectura tradicional son una clara manifestación de que Bustamante se precia de mostrar con orgullo la esencia de sus pobladores.


“Su gente trabajadora y la gran veneración que se tiene por El Señor de Tlaxcala, imagen hecha de pasta de caña y que es un legado religioso de los primeros tlaxcaltecas pobladores de ese lugar, muestran el orgullo de ser descendientes de los tlaxcaltecas”.

Las Grutas de Bustamante
Las Grutas del Palmito, o mejor conocidas como de Bustamante, fueron descubiertas en 1906. Están ubicadas en la Sierra de Gomas a 4 km al suroeste de la cabecera municipal de Bustamante. La entrada a las grutas está a 500 m sobre el nivel del valle. Inicialmente eran visitadas con apoyo de mechones de palmito encendidos con fuego para disfrutar de su belleza; posteriormente, cuando llegó la electrificación a Bustamante, se alumbró el primer salón de las grutas con focos.

El Cañón de Bustamante.
Bustamante tiene un espléndido cañón de 7.2 km de longitud, bordeado por la Sierra de Gomas y la Sierra Morena. El cañón ha tenido diferentes nombres: en la época virreinal se conoció como Cañón de Boca de Leones; ya asentados en San Miguel de Aguayo, los tlaxcaltecas le llamaron Cañón de Boca de Tlaxcala; desde la segunda mitad del siglo XIX es conocido como Cañón de Bustamante. En este lugar hay más de 80 aguajes y el muy visitado Ojo de Agua San Lorenzo, éste en particular sigue siendo un tesoro y símbolo de riqueza del pueblo, dado que su agua nunca se ha agotado ni en temporadas de sequía.
En este cañón se ha instalado un equipamiento que incluye algunas albercas, áreas de campamento, sanitarios y vigilancia. El lugar permite magníficas vistas de la Sierra de Gomas y la Sierra Morena cuando se realizan actividades al aire libre como caminatas, bicicleta de montaña, cabalgatas o campismo.

Los apantles o acequias.
El llamado sistema de metepantles y el de terrazas son propias de la cultura tlaxcalteca, así como el manejo de escorrentías superficiales: éstas parten de veneros y arroyos de agua de las partes altas a las bajas a partir de un canal principal y canales menores llamados tanto acequias, en la cultura española, que es una palabra árabe, como apantles, término náhuatl que significa hilera de agua. Bustamante cuenta con tres acequias: la Madre, la Iglesia (éstas atraviesan la población) y la Llanos.
La colonización del noreste de la Nueva España fue posible gracias a la cultura hidráulica tlaxcalteca de apantles. En el caso de Bustamante, éstos fueron construidos por manos tlaxcaltecas y alazapas; el agua que circula por ellas riega cientos de nogales, pero también cultivos de trigo, maíz, avena, hortalizas y aguacates.

Las nogaleras
En Bustamante, desde 1706, había huertas de árboles de nogal criollo en línea y existe un reporte de 1911 que informa sobre una plantación de nogales bajo riego en esta población, en la cual algunos de sus árboles tenían una edad estimada de 200 años.
Actualmente existen alrededor de 180 mil nogales en el municipio y en la cabecera municipal aún hay nogales que tienen más de 250 años de edad.
La nuez (del latín nux, nucis) es el fruto del nogal; a partir de su cultivo se dio origen a oficios como el de vareador, recolector y quebrador de nuez. El nogal es una especie transicional que parte de la horticultura para llegar al campo de lo forestal. Un dato interesante es que las almendras de nuez que llevaron los astronautas en el primer viaje a la luna, en 1969, procedían de Bustamante, Nuevo León.

El fervor de Bustamante
La devoción a un Cristo trashumante y una procesión silenciosa que acompaña a una Virgen Dolorosa son dos manifestaciones de religiosidad popular. Desde el 19 de diciembre de 1715 se venera un Santo Cristo conocido desde ese día como El Señor de Tlaxcala, aunque la imagen data de un siglo atrás, por lo que representa un tesoro para la comunidad desde hace casi tres siglos. En torno a este ícono católico regional se celebran las Fiestas de Agosto que incluyen actividades artísticas de talla nacional e internacional. Este año de 2015 se conmemorará el Tricentenario de El Señor de Tlaxcala que cerá toda una celebración.

¡Ah… el pan!…
¡Es que es del meritito Bustamante!
En paralelo a la historia de este pueblo singular se fueron desarrollando actividades productivas como la panadería que representa una tradición antigua que ha dado fama al pueblo de Bustamante. Hoy día existe una decena de panaderías: en éstas se elaboran semitas, hojarascas, molletes y empanadas. Las empanadas se rellenan con nuez y piloncillo, conserva de piña, calabaza o cajeta con nuez. Recientemente se elaboran coyotas, pan tradicional en el noroeste de México, amasado fundamentalmente con harina de trigo y aún es posible observar el horneado de los deliciosos panes en antiquísimos hornos de adobe.
La combinación de leche de cabra, nuez y pan han dado como resultado una gran variedad de productos de gran calidad y sabor único: por ello, no olvide probar el pan, los quesos, los dulces de leche con nuez y, por supuesto, un vino mezcal sin igual.