Broad Peak: Desafiando el Cielo

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Broad Peak ascenso a la cumbre
Broad Peak ascenso a la cumbre

Broad Peak, Desafiando el Cielo:  El Épico Ascenso de Badía y Mauricio.

¡Broad Peak, una montaña que desafía los límites! ¡Bienvenidos a Aventura Vertical! En esta ocasión, te sumergirás en una crónica llena de valentía y determinación mientras seguimos a Badía y Mauricio en su quinto intento por conquistar el desafiante Broad Peak. Situada en el majestuoso Karakoram de Pakistán.

Badía Bonilla y Mauricio AhumadaBroad Peak ascenso a la cumbre
Badía Bonilla y Mauricio Ahumada
Broad Peak ascenso a la cumbre

Seguramente al escuchar o leer este título, lo primero que viene a la mente es el nombre de Everest por ser la montaña más alta del mundo. No obstante para nosotros no es así, debido al número de veces que intentamos alcanzar la cima de esta muy especial montaña llamada Broad Peak, de 8 047 msnm y que se convirtió en el ochomil más alto que a la fecha hemos escalado.

No fue una, dos o tres veces las que nos desplazamos a la cordillera del Karakoram, en Pakistán, para llegar a esta montaña. Cinco fueron las veces que nos tomó encontrar el camino a su punto más alto y con ello sumarla a la lista de nuestro proyecto por alcanzar las 14 cumbres más altas del mundo.

Broad Peak significa “montaña ancha” y tiene tres cimas, la principal de 8 047, la central de 8 016 y la norte de más de 7 000 metros.

También se le conoce como Falchan Kangri o K3, términos no muy bien aceptados por el pueblo balti, ya que está ubicada en la provincia de Baltistán, al norte de Pakistán. En el grupo de los 14 ochomiles, está considerada como la décima segunda montaña más alta del planeta. No obstante, presenta mayor grado técnico que el mismo monte Everest. Esto, por las paredes verticales y terreno mixto de hielo, nieve y roca que presenta

Broad Peak.
Broad Peak, ascenso a la cumbre.

Un largo y difícil camino a la cima

Después de lograr la cumbre del Gasherbrum II (8 035 m), en 2006, decidimos que nuestra siguiente montaña fuera el Broad Peak, sin saber que empezaríamos un largo, difícil y peligroso camino hacia su cima.Cada intento representó una fuerte inversión en tiempo, planeación, preparación física y por supuesto en dinero. Cada expedición fallida también nos dejó aprendizaje, descubrimiento y conocimiento de nuestras capacidades, habilidades y debilidades.

Tuvimos fuertes vivencias que de otra manera no habríamos adquirido en tan poco tiempo, considerando que la vida pasa tan rápido como un suspiro. Una de las lecciones más importantes que nos quedó tatuada en la conciencia es “nunca desistir de nuestros objetivos hasta alcanzarlos.

Crónica de un sueño frustrado con sublime despertar en la cima

En 2007, durante nuestra aclimatación, Mauricio sufrió una severa lesión al detener la caída de Badía y otro montañista, debilitándolo para el ascenso final hacia la cumbre, a una altura de 7 600 metros. En 2008 por mal clima el día de intentar la cumbre, nuestro avance fue lento, llegando al límite del tiempo que habíamos establecido, sólo alcanzamos la ante cumbre a 7 980 metros. Durante el ascenso en 2011, la vida de Mauricio durante los días de espera para ir hacia la cumbre se vio comprometida por problemas de salud (litiasis biliar).

Broad peack: ascenso en 2011
Broad peack: ascenso en 2011

Dejamos todo y salimos urgentemente del campo base para salvar su vida. La máxima cota que alcanzamos fue 7 100 metros.

En 2013 la combinación de diferentes acontecimientos, como atentados terroristas contra montañistas en Nanga Parbat, accidentes fatales de amigos y compañeros en Broad Peak, K2 y Gasherbrum l, influyeron en nuestra decisión, pero lo que definitivamente nos obligó a dar por terminada la expedición, justo durante nuestro ascenso a la cumbre, fue el robo de todo nuestro equipo a 7 100 metros.

Se llevaron todo lo que habíamos dejado para establecer el campo tres.

En 2014 regresamos con pocos recursos, mejores estrategias y mucha actitud para resolver obstáculos. Fue entonces cuando logramos lo que parecía inalcanzable, Badía pisó los 8 047 metros que tiene la cima del Broad Peak el 24 de julio a las 9:50 horas. Mauricio disminuyó su ritmo por presentar insensibilidad en los dedos del pie derecho, logrando la cota de los 8 010 metros. Por primera vez, decidimos que el más fuerte subiera solo a la cima.

Empezando desde cero: año 2014, quinto intento

Este año no fue la excepción para conseguir el financiamiento que nos permitiera realizar la expedición. Por diversas causas –una de ellas, el mundial de futbol– muchos patrocinadores no tenían posibilidad económica para apoyarnos. Sin embargo, nuestros más fieles patrocinadores se solidarizaron con nosotros y lo hicieron en especie. Definitivamente, eso es mejor que nada.

Sin escatimar esfuerzo y trabajo, organizamos nuestra vida para hacernos de recursos propios y llevar a cabo la expedición, cuidando ante todo el entrenamiento y la salud por ser nuestras mejores herramientas para el desempeño del ascenso.

Compartiríamos la expedición con un grupo de polacos, así es que teníamos que agilizar la llegada al poblado de Skardu a 700 km de Islamabad y salir con ellos hacia el campo base. Todo transcurría verdaderamente muy rápido. Salimos un jueves a medio día de México rumbo a Pakistán, el domingo ya estábamos en el jeep 4×4 camino a Askole, comunidad donde empezamos la caminata de seis días al campo base.

Forzando el cuerpo por las desveladas y cambios de horario, fue hasta el primer campamento donde alcanzamos a los polacos. El equipo polaco, conformado por nueve escaladores, ocho hombres y una mujer, liderados por Jerzy Natkanski (para nosotros a petición de él, Yurek), nos hizo saber que su objetivo principal era la cima central del Broad, sin descartar la principal. Desde el principio y hasta el final mientras compartimos el campo base, la relación con todos ellos fue cálida, amistosa y con ganas de apoyarnos.

Algunos amigos polacos
Algunos amigos polacos

Amigos de viaje 

Akbar, amigo pakistaní y dueño de la compañía Lela Peak nos informó de la capacidad y nivel técnico de algunos de ellos: ascensos invernales en Himalaya, incluso en el mismo Broad Peak, logrando la cima en marzo de este año.

La visión de los polacos para alcanzar una cima de 8 000 msnm fue muy interesante. Nos sentimos contentos con ellos y ellos con nosotros. Prestamos atención a todo lo que hacían y a los consejos que nos brindaban. Fue toda una experiencia convivir con ellos. Con ese ejército en verdad nos sentimos protegidos.

Comenzamos nuestra aclimatación y establecimos los campos de altura; a diferencia de los intentos anteriores, en esta ocasión serían cuatro, el último lo más cerca del collado. Los polacos subieron primero a la montaña. El día que salimos rumbo al campo uno en compañía de nuestro porteador de altura sucedió el primer acto de camaradería por parte de Yurek. Nos informó que la ruta estaba peligrosa por la nieve y por falta de cuerdas fijas, nos recomendó salir al otro día con él y otros compañeros para fijar juntos las cuerdas.

Agradecimos el gesto y salimos a la mañana siguiente.

Se programó una reunión entre el equipo de Taiwán, los polacos y nosotros. Acordamos fijar cuerdas hasta el collado y asegurar la enorme grieta ubicada entre el campo base y la morrena que nos llevó al inicio de la ruta al campo uno.

Los taiwaneses contaron con la ayuda de dos experimentados porteadores de altura, lo que facilitó mucho el trabajo, nosotros con uno y los polacos se bastaron solos. Realizamos sin problemas nuestra aclimatación: subir, bajar y dormir varias veces en los campamentos altos. El 9 de julio estábamos en camino al campo 3 a 7 100 m de altitud, con la idea de dormir en este lugar o dejar carga y con ello finalizar nuestra aclimatación

No fue el mejor día, estaba nublado, nevaba y hacía un fuerte viento. Llegamos a pensar en darnos vuelta, pero esta vez estábamos decididos a cumplir con cada objetivo.

Después de un duro ascenso con dolor en los dedos de pies y manos por el frío, a las 14:00 horas de ese día, alcanzamos el campo 3. Dejamos la carga y volvimos a bajar al campo 2 (6 450 m). Al siguiente día descendimos hasta el campo base. Con este ascenso, estábamos listos para intentar la cima. Nos sentíamos tranquilos y satisfechos, ahora sólo faltaba descansar y esperar la ventana de buen tiempo.

Campo base
Campo base

Pensamos que la ventana se daría para el 16 de julio, incluso un grupo de tres polacos y un búlgaro intentaron cima sin éxito; la razón, el mal clima y la nieve blanda entre el campo 3 y el collado dificultaron su avance.

Fue casi una semana de incertidumbre para saber cuándo vendría el buen clima. Todos los días nevaba, por lo cual no podíamos recargar nuestros aparatos eléctricos por medio de la celda solar. Llegó el 19 de julio y con ello la noticia que a partir del 20 el clima mejoraría gradualmente. De acuerdo con el reporte del tiempo, los mejores días para intentar cima se pronosticaban para el 23 y 24 de julio.

En la tienda comedor de los polacos, nos reunimos para organizar entre todos el ascenso final a la cumbre. Estaban miembros de las expediciones de Taiwán, Pakistán, Bulgaria, Polonia y nosotros. Mientras platicábamos aquel día, por la enorme puerta con vista al K2 se podía apreciar una intensa nevada que por lo menos a nosotros nos hizo dudar y cuestionarnos lo certero de ir a la cima con esta cantidad de nieve recién caída, esa decisión iba en contra de toda lógica: era una locura.

Ascenso a la cumbre 

Tres polacos, un paquistaní y un búlgaro acordaron intentar la cima el 23. El resto, incluidos nosotros, el 24. Así que nos preparamos y empezamos nuestra ascenso a la cumbre el día 20 de julio. Nuestro plan fue dormir en cada campamento hasta llegar al campo 4.

El 23 de julio a las 14:00 horas establecimos junto con tres taiwaneses, el campo 4 a 7 450 m. Sólo uno de ellos con sus dos porteadores y nuestro porteador empezaría el ataque a la cima desde el campo tres.

A las 10:30 de la noche, con el frío normal que predomina arriba de los 7 000 m, pero con un clima estable y cielo despejado –como se había pronosticado y no habíamos vivido en otros años a esta altura– salimos hacia la cumbre. Iniciaba en nosotros un revuelo de emociones que aceleraban nuestro palpitar y nos hacían sentir aún más la falta de oxígeno

Minutos antes, en completa oscuridad y silencio nos pusimos los crampones, nos dimos un fuerte abrazo y recordamos nuestros parámetros de seguridad.

Fuimos los primeros en avanzar por la ventaja de estar más arriba. Cuando miramos hacia atrás, nuestra sorpresa fue grande al ver la cantidad de luces que venían de las lámparas de montañistas de otras expediciones que tenían el mismo propósito que nosotros. Esto nos dio tranquilidad, todo indicaba que el día era correcto y también nuestra decisión.

Seguimos la huella de las personas que subieron un día antes y encontramos las cuerdas que ellos fijaron. Aproximadamente a las cuatro de la mañana del 24 de julio sentimos el rigor del frío, los -20 0C que marcaba el reloj calaban nuestros huesos. Maniobrar las cuerdas y el equipos con los dedos fríos, cubiertos por dos capas de guantes, no era una labor fácil.

La montaña no daba tregua para descansar en un terreno plano. Siempre caminamos sobre pendientes de nieve, una que otra grieta y algunos lugares de hielo. Había momentos que la ruta no tenía cuerdas fijas y nuestra tensión crecía. Conforme nos acercábamos al collado, la ruta se inclinaba cada vez más, de tal manera que sólo las puntas de los crampones se introducían en la nieve y nos preguntábamos ¿Cómo rayos bajaremos de ese lugar sin cuerda fija?

Decidimos concentrarnos en el momento y resolver lo que fuera al bajar.

Ascendíamos a un ritmo más o menos de 1:20 horas por cada 100 m. Llegamos al collado ubicado a 7 800 m a las seis de la mañana. Frente a nosotros un hermoso amanecer iluminó la arista somital y detrás un imponente K2 sobresalía entre picos blancos de nieve y rayos del sol.

La decisión

La vista era espectacular; en este lugar nos detuvimos para recuperar un poco de calor, fuerzas y tomar agua. Estaba amaneciendo y podíamos ver al grupo de los cuatro Gasherbrum, el Nanga Parbat, el Masherbrum con sus casi 8 000 metros y la planicie de China. Hasta ese momento todo marchaba bien; los dos veníamos cuidándonos y apoyándonos con palabras de aliento y ánimo. Badía estaba en excelente estado anímico y físico, sencillamente no podía seguir su paso de ascenso.

Como líder de la expedición consideré que de seguir ascendiendo juntos, las probabilidades de llegar a la cima disminuían ampliamente. Además, en ese momento no le manifesté que desde hacía ya cinco horas no tenía sensibilidad en mi pie derecho. Con la experiencia de haber sufrido congelaciones graves en el mismo pie, pensé que podría repetirse la misma historia, así que sugerí a Badía continuar a su ritmo acompañada del porteador hasta la cumbre.

Difícil momento, porque ambos sabíamos los riesgos implícitos en ello, alguno de los dos podría sufrir un revés, ella no regresar o yo tener un percance fatal.

Con plena conciencia de esta decisión, Badía y el porteador se encaminaron a la cima. Por su seguridad, le recordé que tenía sólo cuatro horas para alcanzarla, de lo contrario debería darse la vuelta y regresar. Acordé con ella esperarla en ese lugar.

Así la veo marchar y al mismo tiempo calculo con poca rapidez (por la falta de oxigenación a esta altura) cuánto tiempo permaneceré a la espera. Llegué a la conclusión de que serían siete horas aproximadamente. Me alarmé y reflexioné que sería demasiado tiempo sin movimiento, lo cual podría agravar el enfriamiento del pie. Entonces decidí subir hasta encontrarme con ellaCon mucho cuidado y sobre todo en mis pies, volví a retomar la marcha, pero definitivamente el enfriamiento del pie dañado era más marcado. Mi reloj marcaba la cota de 8 010 m, decidí darme la vuelta y empezar a bajar pensando que con el movimiento de descenso mi pie empezaría a calentarse y así fue.

El camino a la cumbre…

En nuestro emocionante viaje hacia la cumbre, hemos llegado a un punto clave, pero la historia aún no ha llegado a su fin. En la próxima publicación, te llevaré al emocionante desenlace de esta asombrosa travesía en las altas cumbres del Broad Peak. Descubre cómo Badía y Mauricio superan obstáculos en su ascenso en solitario y las decisiones que deben tomar en las peligrosas paredes de roca. ¡No te pierdas el final de esta fascinante crónica en la próxima publicación de Aventura Vertical.